29 de septiembre de 2010

Cada día creía que me reprimía un poco más. Que me quedaba sola cada vez más. Pero llegó ese año, este año, ese cambio, ese milagro, ese deseo, esa gran ilusión. Un cambio muy pronfundo y muy notorio en mí. Un cambio en el que creía que jamás iba a suceder, pero sin embargo, afortunadamente, sucedió. Y llegaron ustedes, y me abrieron las puertas hacia la felicidad, la amistad, la diversión y la locura. Gracias por abrirme los ojos y no dejarme caer en la soledad en la que me encontraba atrapada. Sino no sé que hubiera sido de mí hoy en día, no es que exagere, no. Pero antes estaba perdida y desolada. Ahora ya no, por eso, gracias. Así me siento mucho mejor, se los aseguro. Y espero que a todos lo que pasaron lo mismo que yo, que puedan superarlo como yo lo hice. Se siente tan bien. No es que exagere, pero las quiero demasiado.