17 de diciembre de 2011

Nadie sabe cuántas veces me he sentado en mi cama y lloré, cuántas veces perdí la esperanza, cuántas veces me han defraudado. Nadie sabe cuántas veces he tenido que contener las lágrimas, cuántas veces me he sentido como si estuviera a punto de estallar, pero no sucede, sólo por el bien de los demás. Nadie sabe los pensamientos que pasan por mi cabeza cuando estoy triste, lo terrible que realmente son. Nadie me conoce, y eso es lo que más odio.

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